MANUEL BELGRANO
Camino hacia una Revolución
Este año 2020 se conmemora no sólo el 250° aniversario del nacimiento de Manuel Begrano, sino también los dos siglos del fallecimiento de esta figura central en el proceso de la formación de nuestro país. Belgrano, por su personalidad única de intelectual y de guerrero, su obra política y militar y también su legado como creador de la bandera son protagonistas en los programas educativos de todo el país.
Veamos el siguiente video:
¿Cómo fue su comienzo?
La Revolución de Mayo es el resultado de numerosos factores locales e
internacionales, cuyas raíces se remontan al siglo XVIII. En ese momento, la
sociedad del Antiguo Régimen entra en crisis y sus principios son
reemplazados por nuevas ideas políticas, económicas y sociales. Esas ideas,
adoptadas por muchos hombres de Latinoamérica, son el fundamento para
llevar a cabo la gesta que da origen al nacimiento de las naciones
latinoamericanas.
Pero no solo las ideas hacen posible este cambio. Los hechos que se
desarrollan en Europa durante las guerras napoleónicas marcan el momento
adecuado para llevarlo a cabo. Ese movimiento, que comienza en el Río de
la Plata en 1810, después de una serie de avances y retrocesos, culmina en
1816 cuando las antiguas colonias del Río de la Plata declaran su
independencia.
Antecedentes de la Revolución de Mayo
Para comprender las causas de la Revolución de Mayo es necesario tener
en cuenta la situación europea a partir de dos revoluciones producidas a
fines del siglo XVIII: una política, la Revolución Francesa, y una económica, la
Revolución Industrial. Ambas ejercieron gran influencia sobre los procesos
revolucionarios americanos, ya que la mayoría de sus ideólogos estaban
empapados de las nuevas tendencias del liberalismo económico y político.
Las invasiones inglesas y la crisis de autoridad de la monarquía
La Revolución Industrial, la pérdida de sus colonias en América del Norte en
1776 y el bloqueo dispuesto por Napoleón en su contra, movieron a
Inglaterra a buscar nuevos mercados y centros proveedores de materias
primas. En ese contexto, los ingleses intentaron ocupar Buenos Aires en
1806 y 1807.
Recordemos que para estos años, Buenos Aires era la capital del Virreinato
del Río de la Plata, por lo que la defensa del territorio correspondía a las
tropas regulares del ejército español y a la dirección del virrey que en ese
momento era Sobremonte. Frente a las invasiones inglesas el Virrey escapó
hacia el interior, más precisamente hacia Córdoba, las tropas regulares se
rindieron rápidamente y no se podía esperar a que la Corona envíe refuerzos
debido a la calidad de las comunicaciones de la época.
La necesidad de enfrentar a los ingleses era imperante, debido a ellos se
formaron las milicias urbanas porteñas. Las invasiones fueron repelidas, pero
este acontecimiento dejaría una profunda huella entre los criollos que abandonados por el virrey, debieron tomar el poder militar en sus manos y
organizar la defensa. Las milicias y principalmente sus jefes adquirieron una
gran fuerza política y lograron en 1806, el reemplazo del virrey Sobremonte
por Santiago de Liniers, militar francés al servicio de España y vencedor de
los ingleses.
Durante la segunda invasión se había destacado la figura de Martín de
Álzaga, alcalde del Cabildo y defensor de los intereses españoles en el Río
de la Plata. Éste intentó desplazar del gobierno a Liniers, ya que su origen
francés lo hacía sospechoso de ser simpatizante de Napoleón. La
intervención de Saavedra, comandante de los Patricios, evitó su caída y puso
de manifiesto la superioridad de las fuerzas criollas sobre las españolas.
Álzaga y sus seguidores fueron encarcelados, pero huyeron a Montevideo
desde donde siguieron conspirando contra el gobierno de Buenos Aires.
Finalmente, la Junta de Sevilla designó a Baltasar Hidalgo de Cisneros, el
último virrey del Río de la Plata.
El legado de las invasiones fue que tras la organización de una defensa
propia del territorio, sin necesitar el apoyo de las fuerzas regulares de la
monarquía, los jefes militares adquirieron un gran poder y empezarían a
cuestionar la capacidad de la Monarquía hispánica para la defensa del
territorio del Río de la Plata.
España y Napoleón
En 1808, Napoleón entró en España con el pretexto de invadir Portugal por
desobedecer su bloqueo a Inglaterra. La debilidad del rey Carlos IV,
sometido a su ministro Manuel Godoy, y la entrada de las fuerzas
napoleónicas, fueron aprovechadas por el príncipe Fernando para provocar
un motín que obligó a Carlos a abdicar a su favor.
Napoleón se presentó entonces como mediador del conflicto y reunió en
Bayona a Carlos y a Fernando VII, a quien obligó a devolver la corona a su
padre. Luego forzó a éste a abdicar y coronó a su hermano José Bonaparte
como rey de España. El pueblo español, indignado por la debilidad de Carlos
y la prisión de Fernando VII, decidió formar juntas de resistencia que
gobernarían en nombre de Fernando mientras durara su cautiverio. Además,
establecieron una Junta Central en Sevilla a la que juraron fidelidad las
colonias americanas.
Nace un nuevo orden político
En 1810 se abrió una nueva etapa tanto en la Península como en América. La
formación de juntas en diferentes ciudades americanas y la convocatoria a
cortes en España redefinieron los términos de la crisis iniciada en 1808.
Pese a la resistencia, hacia 1810 la península ibérica se hallaba
completamente en manos de los franceses. La junta Central de Sevilla desapareció y solo resistía la ciudad de Cádiz, donde se estableció un
Consejo de Regencia.
Las noticias de estos sucesos llegaron al Río de la Plata y el virrey las dio a
conocer el día 18 de mayo, pidiendo que se conservara la calma. Sin
embargo, la agitación revolucionaria ya estaba en marcha y la posición de
Cisneros, al haber caído la Junta que lo había nombrado, perdía legitimidad.
Los grupos revolucionarios planificaban su accionar en la casa de Nicolás
Rodríguez Peña o en la jabonería de Hipólito Vieytes. Entre ellos se
encontraban Juan José Viamonte, Manuel Belgrano, Juan José Paso, Manuel
Beruti y Cornelio Saavedra, sin cuya asistencia militar era imposible
cualquier plan. El mismo virrey, cuando los revolucionarios le pidieron un
Cabildo Abierto, antes de tomar una decisión, sondeó si contaba o no con el
apoyo de los jefes militares. Ante su respuesta negativa, debió acceder y el
Cabildo se convocó para el día siguiente.
El Primer gobierno autónomo
En el cabildo abierto celebrado el 22 de mayo de 1810, los asistentes votaron
una decisión crucial: deponer al virrey Cisneros de su cargo por haber
caducado la autoridad que lo había designado. A esa reunión fueron
invitados por esquela cuatrocientos cincuenta vecinos de la ciudad capital,
aunque asistieron poco más de doscientos cincuenta. Entre los presentes se
hallaban funcionarios, magistrados, sacerdotes, oficiales del ejército y
milicias y vecinos distinguidos de la ciudad.
El debate comenzó con la intervención del obispo Benito Lué, quien sostuvo
que mientras en España existiese tierra dominada por españoles, estos
deberían gobernar las colonias americanas. La réplica correspondió a Juan
José Castelli, quien afirmó que en 1808, españoles y criollos habían jurado
fidelidad al rey Fernando VII y, por lo tanto, si este estaba preso, el poder
debía volver al pueblo.
El fiscal Villota opinó que Buenos Aires no podía decidir por sí misma y
aconsejó consultar con otras ciudades del Virreinato, pero Juan José Paso
alegó que había que actuar con rapidez y que debía establecerse un
gobierno provisional que gobernara en nombre de Fernando VII.
Finalmente se procedió a la votación, que por cierto, no fue unánime: sesenta
y nueve asistentes fueron partidarios de la permanencia del virrey, mientras
que la gran mayoría apoyó la posición de poner punto final a la autoridad
virreinal reemplazándola por una junta de gobierno para tutelar los derechos
del rey Fernando VII. El día 24, el Cabildo pretendió que la nueva Junta fuera
presidida por Cisneros, pero todo fue inútil, los jefes militares se opusieron.
El 25 de mayo la Plaza de la Victoria se había convertido nuevamente en el
centro de la agitación popular. Un movimiento liderado por el regimiento de
Patricios elevó un petitorio con la lista de los nombres que debían figurar en el nuevo gobierno. La Junta quedó así constituida por nueve miembros:
Cornelio Saavedra, a quien se le confirió el supremo mando militar, la
presidía; sus secretarios fueron Mariano Moreno y Juan José Paso, y el resto
de los vocales Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Miguel de Azcuénaga,
Manuel Alberti, Domingo Matheu y Juan Larrea.
Así, el 25 de Mayo se puso fin al gobierno español y se constituyó el primer
gobierno patrio con la lista propuesta por una diputación de origen patriota.
Comenzábamos así un largo derrotero hacia la Independencia.
ACTIVIDAD:
Investigar el significado de la palabra REVOLUCIÓN luego busca sinónimos
y con ellos trata de construir tu propia definición.
Lee las siguientes frases de Manuel Belgrano y escribí con tus palabras cuál es el mensaje que te transmiten.
"El estudio de lo pasado enseña cómo debe manejarse el hombre en lo presente y por venir."
"Mucho me falta para ser un verdadero padre de la patria, me contentaría con ser un buen hijo de ella."
"Un pueblo culto nunca puede ser esclavizado."
Te invito a que visites la siguiente página donde podrás realizar una visita virtual al monumento de la Bandera.
http://www.monumentoalabandera.gob.ar/
Las siguientes son imágenes del Monumento a la Bandera:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario!