DESTINATARIOS: ALUMNOS DE 4ºAÑO |
Una historia requeté,
requeté vieja. Adriana gallo Mariana estaba sentada a
punto de tomar la leche cuando escuchó ruiditos... Era la abuela cuentacuentos,
que estaba tomando unos mates calentitos en la cocina. -Dale abue, dame uno. A
Mariana le encantaba matear con su abuela, porque mientras tanto, ella le
contaba hermosos cuentos. -¿Qué me vas a contar hoy, abue? La abuela sonrió con
una sonrisa de sandía, sentó a upa a Mariana y con paciencia de
cuentacuentos... ¡perdón! de cuentahistorias, contó: -¿Sabés Mariana? Te voy a
contar la historia de algo que tengo muy bien guardadito, algo que para mí es
casi un tesoro, como ese chupete que ya no usás, pero que querés tanto... -¿Qué
es abue? ¿Me lo mostrás? -Es un recuerdo, cuando era chiquita como vos, mi
abuela me lo regaló. ¿Sabés quién se lo regaló a ella? ¡Su abuela! -Pero
entonces... -dijo Mariana con ojos grandotes como uvas por el asombro- ¡es
réquete viejo! -Sí, es réquete viejo... Vamos a hacer una cosa: yo te lo traigo
en una cajita y vos vas a tratar de adivinar qué es. -No, no vale, decime vos.
-Solamente te voy a dar algunas pistas. Y la abuela, casi en puntas de pie
porque era petisa y no alcanzaba la parte alta del armario, bajó su tesoro y
dijo con una voz muy misteriosa: Lo usaban las damas si tenían calor, daba aire
muy fresquito y se hacía chiquitito. -¡Ya sé abue! ¡Un ventilador! -¡Pero no,
Mariana! En esa época no había ventiladores, ni tele, ni video, ni radio -
contestó la abuela riéndose mucho. -¡Qué aburrido, abue! -No te creas, como la
gente no conocía todas esas cosas, se divertía de otras maneras... -Pero
entonces, qué es, contame -pidió Mariana. -Acá va la segunda ayudita: Señoritas
y señoras lo usaban en las reuniones en sus manos lo agitaban y con él se
apantallaban. -¡Sí! ¡Ya adiviné! Es un a... a... ¿Cómo se llama, abue?
-Abanico. -¡Eso! ¡Abanico! ¡Como el de mamá! -¡Claro que sí! Sucede que algunas
cosas que existían hace mucho tiempo se siguen usando hoy todavía. Otras, ya no
están más. -A ver... mostrame... ¿Quién dijiste que te lo había regalado? -Me
lo regaló mi abuela, y a su vez a ella se lo había regalado su abuela, que se
llamaba Victoria. ¿Y sabés quién se lo regaló a Victoria? -¡Contame vos! -Es
una historia de amor. A Victoria se lo había regalado Francisco. Él estaba tan
enamorado de ella que cada vez que la veía el corazón le pegaba grandes saltos
y vueltas carnero. ¡Se ponía tartamudo y se quedaba casi sin respirar! Él se
quería casar con ella, pero tenía mucha vergüenza de decírselo. -¿Y qué pasó
entonces?- preguntó muy curiosa Mariana. Y la abuela contó. Victoria y
Francisco vivieron hace mucho, mucho tiempo, aquí en esta ciudad, cuando Buenos
Aires era la capital del Virreinato del Río de la Plata. En esa época las
calles eran todas de barro y era muy difícil llegar rápido, porque tampoco
existían los colectivos, ni los trenes, ni los autos; mucho menos los aviones.
Ellos generalmente andaban en carretas o galeras tiradas por caballos, con
ruedas muy grandes y redondas. Francisco veía a Victoria pasear por la ciudad,
con sus vestidos largos, su alegre sonrisa y su peinetón, siempre acompañada
por la negrita Manuela. La negrita Manuela cebaba unos mates ¡riquísimos! Las
familias de Francisco y Victoria eran amigas, y se visitaban desde que ellos
eran chiquitos. Cuando Francisco empezaba a hacerse hombre y ella señorita, él
se animó a declararle su amor y lo hizo regalándole este abanico. Entonces le
dijo: "No lo pierdas nunca". Los papás de ellos se pusieron muy
contentos y decidieron organizar una gran fiesta. Compraron muchas velas para
iluminar bien el salón. La negrita Manuela limpió tanto la casa, que todo
parecía brillar. También cocinó muy ricos pastelitos y empanadas. Al fin llegó
la esperada noche del casamiento. Como era una calurosa noche de verano,
Victoria usó el abanico que le había regalado Francisco, que le sirvió para
aliviar en parte tanto calor. Esa noche ella le prometió que lo guardaría con
mucho amor para la hija que tuviesen y para la nieta que llegaría más tarde.
Los objetos aparecen como significativos para los chicos en la medida en que
haya alguien, generalmente un adulto, que les otorgue significado, y que además
genere un espacio y diferentes oportunidades para que los chicos puedan
apreciarlos. Los objetos pasan entonces a formar parte de un texto a ser leído
e interpretado por los chicos. ACTIVIDAD 1 (luego de la lectura de la historia) A) Realiza una
narración breve con tus palabras de "Una historia de amor requeté requeté vieja", de Adriana Gallo. B) HAY EN TU
FAMILIA ALGUN OBJETO QUE TENGA ESTA IMPORTANCIA EN LOS SENTIMIENTOS FAMILIARES?
Si lo hay contame su historia 1• A partir de la lectura del cuento , de la escucha atenta y de las imágenes
que lo acompañan, describir el espacio social de la época colonial. Como era la
vida en aquel tiempo? 2 • Que
elementos existen en la actualidad de
aquella época? ESCRIBELOS 3• Dibuja diferentes imágenes de elementos
propios de la época colonial vendedores ambulantes, transporte en galeras o
carretas, vestimenta, iluminación a velas, calles de tierra, bailes de salón,
etc. MANOS A LA OBRA¡¡¡¡¡👽👻💀💢💤
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